Cuando sacudirse es el primer paso

No todos los golpes son caídas. Algunos solo te están moviendo del lugar donde ya no debías estar.

Las crisis no avisan. Solo llegan y desordenan todo. Y aunque al principio parecen solo caos, muchas veces son la pausa que necesitabas para repensar el rumbo.

Eso no significa que cambiar sea fácil. Lo difícil no es decidir que quieres mejorar. Lo difícil es saber por dónde empezar.

La buena noticia es que el cambio no exige grandes gestos. Empieza en pequeño. Un nuevo hábito. Una decisión diaria. Un ajuste en cómo tratas tu cuerpo o gestionas tus emociones. Algo que puedas sostener, incluso en días complicados.

Con el tiempo, esos pequeños movimientos empiezan a reorganizar tu vida. No de manera perfecta, pero sí de manera constante. Y eso ya es ganar terreno.

Así que si sientes que has tocado fondo, o que algo en tu vida actual ya no tiene sentido, no busques una solución inmediata. Busca tu primer paso.

El mío fue dejar de pensar tanto y empezar a moverme. Luego vino la alimentación. Después, hábitos mentales. Todo en secuencia, todo con margen para errores y retrocesos.

No esperes a sentirte listo para empezar. La mayoría de los que lo lograron tampoco lo estaban.

El primer cambio no es físico. Es decidir que tu historia puede escribirse distinto.

Da el primer paso. Comienza ahora.